Nintendo es cada vez más una compañía dedicada a crear cualquier cosa menos videojuegos. Los videojuegos ya los tiene, como tiene toda una legión de seguidores. Y su intención, camino y visión de futuro pasa por mantener contentos a estos seguidores sin apostar más fuerte no solo por sus productos, sino por otros campos en los que la compañía ha puesto un pié a lo sumo, y a veces solo temporalmente.
Nintendo sigue sin arriesgarse; sigue sin ofrecer algo realmente nuevo y original. Se contenta con repetir lo tantas veces repetido pero con un lavado de cara, simplemente. Si las franquícias de hace años funcionan no se molesta en explorar otros campos; se asegura que sus fieles seguirán siendo fieles y se contenta con eso. Pero como sabe el concepto que todo el mundo tiene de videoconsola y videojuego, sorprende acertadamente con algún que otro título para que no se diga. Pero se dice igualmente, porque en un principio Nintendo estaba en la industria del videojuego. Ahora cada vez se aleja más.
Hace mucho tiempo que se le está reclamando a Nintendo que preste atención al jugador al uso; al de toda la vida. No es que cada vez mire y mime más al jugador casual; es que da la sensación de que cree que todo el mundo es casual. Por lo tanto si todos somos casuales, si hemos comprado sus consolas casuales con y sus productos casuales, ahora tendremos que comprar un periférico casual que nos dirá qué tal vamos de ritmo cardíaco. Las utilidades que tiene este medidor en el mundo pueden ser muchas, pero son cero en el mundo de los videojuegos. Los jugadores clásicos de toda la vida, los que hemos hecho rica a Nintendo, queremos que un videojuego nos ponga cardíacos, pero no algo que nos diga que estamos cardíacos. Nintendo se está cerrando demasiado en el mercado casual, y se está estancando.
