Los primeros afortunados compradores de la PS3 anuncian que la consola es un imán para dejar marcadas las huellas dactilares, y lo que es peor, cuando limpias su brillante superficie, se ralla con gran facilidad. Está claro que a todos nos fastidiaría ver a nuestra querida consola con dos o tres arañazos… Pues no quiero ni imaginarme lo que pensaría la gente que hacía cola frente a una tienda durante 18 horas para conseguir su consola nueva, cuando un tipo ataviado con un abrigo violeta y un amigo armado con un mazo, salieron de la tienda con su nueva consola y delante de todos la reventaron a golpes sin piedad.
Se trata de algo que se ha puesto de moda desde hace un tiempo, se abre una web en la que anuncian que destrozarán algo (la cosa empezó con los iPod) y subirán un video para que la humanidad sea testigo. La gente manda sus donaciones hasta que se llega al precio del producto en cuestión y acabá ocurriendo algo como esto:
