Con la mente resacosa después del recientemente clausurado Tokyo Game Show de este año, es momento de hacer números y sacar conclusiones. El evento de este año ha tenido 185.000 visitantes, unos 9.000 menos que el año pasado, y unos 8.000 menos que hace dos años. En fin, que la cosa va de baja, pero las cifras pintan satisfactorias y ya se está encarrilando la edición del próximo año.
¿Causas mas o menos oficiales? Bueno, pues que si la crisis, que si otras ferias recientes pisan fuerte, y de cara al próximo año la cosa parece que no mejorará, pero tampoco caerá en picado y en fin, que lo haremos lo mejor que podamos e incluso más.
Las causas que yo apunto son más sencillas de entender, y están a la vista y al alcance de cualquiera. Para empezar, sigue sorprendiéndome el hecho de que algunas empresas a la cabeza del sector no hagan acto de presencia física en un evento que está en su territorio. Pero hay algo que todavía llama más la atención, y es que este año de nuevo, realmente nuevo, no ha habido nada. Se ha mostrado lo que ya sabíamos, se ha profundizado en productos que ya estaban en desarrollo, y se ha recordado lo que habrá en un futuro más que prometedor. Por lo tanto, motivos reales y de peso para irse a Tokyo a ver que hay de nuevo han sido exactamente cero.
Evidentemente esto no es culpa del evento en sí, y sobra decir que cada compañía quiere estar en primera línea y a la cabeza de la industria. Tal vez es que hay ya demasiadas ferias, o habría que reinventarlas. Algunas lo hicieron, se equivocaron, rectificaron y renacieron. Que tome nota quien deba.
