Solo estamos a martes, y menuda semana llevamos. Ahora parece que las cosas entre Activision e Infinity Ward, los padres de la exitosa y altamente rentable saga Call of Duty podrían verse las caras en los tribunales. Y es que las cosas se han precipitado en una consecución de hechos que, bajo mi punto de vista, han sido perfectamente orquestadas y premeditadas, lo que no implica que sus autores tengan motivos para hacerlo.
La cosa es que durante las últimas horas varios miembros de seguridad por llamarlo de algún modo, se han personado en las oficinas de Infinity Ward con el fin de proteger los bienes de Activision, aparentemente. Esto ha sucedido poco después de que Jason West, presidente de Infinity Ward, y Vince Zampella, jefe del estudio de desarrollo, haya mantenido una reunión con los jefazos de Activison, según fuentes anónimas.
El caso es que ninguno de los dos directivos de Infinity Ward han regresado a las oficinas, y el Facebook de West mostraba el estado de Bebiendo y sin empleo, además de haber actualizado el estado de su LinkedID que ahora muestra cono finalizada su estancia en Infinity Ward. De Zampella nadie sabe nada.
Todo esto coincide con la publicación por parte de Activision de un informe financiero enviado a la SEC (Securities and Exchange Commission) en el que se asegura que dos empleados sénior de Infinity Ward están involucrados en una investigación interna de la compañía y bajo sospecha de incumplimiento de contrato e insubordinación, por lo que Activision se reserva el derecho de emprender medidas legales contra ellos, no sin antes despedirles.
Veremos si alguien hace algún comunicado oficial, pero las cosas no pintan nada bien, ni por asomo.